Oficialmente iniciado el año del tigre de agua y no todo son malas noticias para la cadena de suministro global. Si bien la variante Ómicron mantiene las restricciones de movilidad que afectan al flujo en puertos y producción en fábricas, bien podría ser que la política de tolerancia cero de China resulte ser menos perjudicial que lo inicialmente pensado. Actualmente, los puertos del gigante asiático se mantienen operativos aunque lentos, pero lento es mejor que completamente detenido. Por su parte, al otro lado del Pacífico en la costa oeste de Estados Unidos, el puerto de Los Ángeles/Long Beach está empezando a experimentar una ligera descongestión, aunque el fantasma de la falta de trabajadores amenaza esa esperanza. Sin embargo, en medio de esta fotografía de ‘vaso medio lleno’, se instala una problemática que ha transformado el contexto del Covid: la falta de confiabilidad de la cadena de suministro.
Los BCOs están más escépticos que nunca frente a una industria que ha perdido el control, y donde las altas tarifas -que han aumentado 4x-6x los valores pre-Covid a inicios de 2020- se han convertido en la única garantía para una entrega a tiempo. Y no solo la confianza de los BCOs ha mermado: los consumidores también lo resienten, absorbiendo el traspaso del aumento de transporte directamente al valor final del producto. Pero, ¿son las altas tarifas el verdadero problema? Por si no ha quedado claro en el 2021, entonces el 2022 es el año de tomar acción, pues el que no logra sortear los desafíos del supply chain simplemente perecerá en un mar de clientes insatisfechos.
Armadores v/s NVOCCs
Hay un precario equilibrio entre los armadores y los BCOs, donde los NVOCCs están ganando terreno frente a la falta de confiabilidad de las navieras. Los MQCs (compromiso de cantidad mínima) para 2022 son la clave para sobrevivir, pero para lograr una negociación exitosa se debe proyectar con precisión la demanda: consolidar y simplificar.
Entonces, ¿cómo pueden las navieras recuperar esa confianza perdida? Un paso en la dirección correcta está precisamente en las negociaciones para el año que se realizan post Año Nuevo Lunar. A mejor contrato MQC, mayor será la preferencia de los BCOs frente a los armadores, aun cuando el apremio del tiempo siempre mantendrá la viva y activa la opción de los NVOCCs. De hecho, esa sería la mejor combinación, donde los armadores empujan el exceso de contenedores a los NVOCCs, impulsando así una redefinición de MQC hacia compromiso de cantidad máxima. Mientras, las tarifas se mantienen altas aunque estables. Entonces, ¿por qué los BCOs prefieren a los forwarders? Es la relación personalizada que estos proveedores entregan lo que hace que el beneficiario de la carga opte por un servicio que resulta más costoso pero que, en definitiva, atiende sus dudas y resuelve sus problemas.
Fuente: MundoMarítimo