La crisis de ener por el aumento de los precios del carbón y por sus esfuerzos de descarbonizacgía en China causadaión están poniendo en jaque a la ya congestionada cadena de suministro mundial que lucha por sobreponerse a la pandemia mientras lidia con la alta demanda de la temporada navideña. Además, los economistas ya han advertido de la ralentización del crecimiento en China. En Citigroup, un índice de vulnerabilidad indica que los exportadores de insumos para el sector manufacturero chino, así como de materias primas, corren especial riesgo ante un debilitamiento de la economía china. Vecinos como Taiwán y Corea son sensibles, al igual que exportadores de metales como Australia y Chile, y socios comerciales clave como Alemania también están expuestos.
Ahora la cuestión es si los fabricantes y los minoristas absorberán los costos más elevados o los repercutirán. "Esto se parece a otro golpe de estanflación para el sector manufacturero, no sólo para China sino para el mundo", dijo Craig Botham, economista jefe de China en Pantheon Macroeconomics. "Los aumentos de precios a estas alturas son bastante amplios, consecuencia de la profunda implicación de China en las cadenas de suministro mundiales".
El esfuerzo por la descarbonización
Mientras tanto, Beijing ha ordenado a las minas de carbón que aumenten la producción y recorre el mundo en busca de suministros energéticos. El impacto en la economía mundial dependerá de la rapidez con que esos esfuerzos den sus frutos.
Sin embargo, a pesar de su retroceso temporal en cuanto a no incentivar a la minería del carbón, la determinación de China respecto a la descarbonización "podría dar lugar a beneficios incalculables a largo plazo, pero los costos a corto plazo tanto para la economía real como para los mercados financieros son sustanciales". Las consecuencias del cambio climático están apareciendo con más frecuencia que antes y pese a todas las tecnologías de baja emisión de carbono, todavía se está lejos de poder confiar en ellas para reducir las emisiones de carbono sin socavar la economía.
China, se ha comprometido a reducir las emisiones y están dispuestos a colaborar para lograrlo, lo que hace pensar a los economistas que la escasez de energía volverá a producirse. Preocupan, sobre todo, las restricciones al uso de la energía en las industrias más intensivas en energía, como el acero, el aluminio y el cemento que persistirán durante meses.
Industrias afectadas
Las provincias de Guangdong, Jiangsu y Zhejiang son responsables de casi el 60% de las exportaciones chinas, que ascienden a 2,5 billones de dólares y son los mayores consumidores de electricidad de China y fueron los más afectados por los cortes. El impacto en la producción en la industria del papel como cajas de cartón y materiales de embalaje ya afectada por el aumento de la demanda durante la pandemia. Han resentido la escasez energética, lo que ha provocado una posible reducción del 10% al 15% de la oferta en septiembre y octubre, según Rabobank.
La cadena de suministro de alimentos también está en peligro, ya que la crisis energética hace más difícil la temporada de cosecha para el mayor productor agrícola del mundo. Los precios mundiales de los alimentos ya se han disparado hasta los máximos de la década, y aumenta la preocupación de que la situación empeore. Los precios de los fertilizantes, uno de los elementos más importantes de la agricultura, se están disparando.
Los ganaderos de ovino australianos se preparan para una demanda de lana más débil, justo cuando intentan vender su lana en las subastas. El sector vio cómo las fábricas chinas redujeron su producción hasta en un 40% debido a los cortes de electricidad hace dos semanas.
La tecnología también podría verse afectado, dado que China es la mayor base de producción mundial desde iPhones a consolas de videojuegos, y un importante centro de empaquetado de semiconductores usados en automóviles y electrodomésticos. Varias empresas ya han sufrido paradas en sus instalaciones chinas para cumplir con las restricciones locales. Pegatron, socio clave de Apple, dijo el mes pasado que empezó a adoptar medidas de ahorro de energía, mientras que ASE Technology Holding Co., el mayor empaquetador de chips del mundo, detuvo la producción durante varios días. En tanto, actores de gran tamaño como Dell y Sony no pueden permitirse otra crisis de suministro después de que la agitación inducida por la pandemia fomentará una escasez mundial de chips que se prolongará hasta bien entrado el año 2022 y más allá.
Por otra parte, cualquier deterioro adicional del mercado de semiconductores también añadiría dolores de cabeza a los fabricantes de automóviles, que ya han visto cómo la producción se ha visto afectada por la escasez de chips. El sector se ha visito poco afectado por la crisis eléctrica, excepto Toyota, que produce más de un millón de vehículos al año en China, que ha declarado que algunas de sus operaciones se han visto afectadas por los cortes de electricidad.
Fuente: Mundo Marítimo