Los masivos cortes de energía en China, los peores en una década, se acaban de convertir en una nueva amenaza para las cadenas de suministros mundiales, al afectar muchos centros de producción del país asiático, poniendo en jaque la producción de semiconductores y de otros vitales de la industria global. Los medios de comunicación estatales informaron el martes de que al menos 20 de las 31 jurisdicciones provinciales -desde los centros industriales del sur, como Guangdong y Jiangsu hasta el cinturón del óxido del noreste- han puesto en marcha medidas de racionamiento de la electricidad en las últimas semanas, lo que ha provocado una alarma generalizada entre gran parte de la población y ha sumido al sector industrial de la nación en el caos.
La situación es tal, que la semana pasada se apagaron bruscamente los semáforos de la ciudad nororiental de Shenyang como parte de las medidas de racionamiento de energía que las autoridades locales consideraron necesarias "para evitar el colapso de toda la red".
En una de las áreas más afectadas, Kunshan, ciudad de la provincia oriental china de Jiangsu, cerca de Shanghái, más de 10 empresas relacionadas con la producción de semiconductores anunciaron esta semana en la Bolsa de Valores de Taiwán el cierre temporal de sus instalaciones locales hasta fines de septiembre.
Varios proveedores de Apple están afectados por la situación, como Eson Precision Engineering, fabricante de piezas mecánicas; Unimicron Technology; fabricante de placas de circuito impreso; Chang Wah Technology que provee material de embalaje a fabricantes de chips para automóviles; NXP Semiconductors e Infineon Technologies. Aunque las pruebas y el ensamblaje de chips suelen ser menos complejos tecnológicamente que la fabricación de placas, cualquier interrupción de la fase final de la producción de semiconductores podría añadir problemas en una cadena de suministro ya dañada a causa de desastres naturales y el aumento de la demanda.
Otras empresas afectadas son Tung Thih Electronic, basada en Taiwán, la que provee de equipos eléctricos para empresas automovilísticas como Ford Motor y Volkswagen, que han sido afectadas para mantener su producción en medio de la escasez de componentes.
Las causas de la crisis
Como era usual en años anteriores, en septiembre, los grupos de generación de energía de China comenzaban a reponer sus inventarios de carbón en septiembre antes del invierno boreal. Sin embrago, este año, el carbón es tan escaso que luchan con relativo éxito por mantener las luces encendidas.
Hasta el 21 de septiembre, las reservas totales de carbón térmico -utilizado para generar electricidad- de los seis principales grupos de generación de energía del país eran de sólo 11,31 millones de toneladas, capaces de satisfacer la demanda durante un periodo de sólo 15 días, según Sinolink Securities, cuando el inventario de las centrales eléctricas de carbón en la mayor parte del país debería, en principio, no ser inferior a 20 días durante la temporada baja.
Sinolink Securities también estima que, de septiembre a febrero, China necesitará 1.850 millones de toneladas de carbón térmico, pero las proyecciones indican que se quedará corta en 222 a 344 millones de toneladas, es decir, entre un 12 y un 19% menos de lo necesario.
China consume más de 3.000 millones de toneladas de carbón térmico al año, pero sólo un 7% de esa cantidad se importa.
Antes de que Beijung prohibiera extraoficialmente la importación del carbón australiano en octubre de 2020, casi el 2% de su consumo de carbón térmico procedía del país oceánico debido a su precio razonable y su alta calidad (valor energético de 5.500 kcal/kg). Esto equivalía a unos 50 millones de toneladas al año, según las cifras oficiales australianas. Sin embargo, desde la prohibición, el 70% del carbón importado por China procede de Indonesia (valor energético de 3.800 kcal/kg).
Actualmente el número de minas disponibles en China también ha disminuido como resultado de la sobreexplotación minera, obligando a extraer carbón de menor calidad y con mayor dificultad desde capas más profundas. Por otra parte, desde 2016, China comenzó a recortar su exceso de producción, lo que ha provocado una importante brecha entre la oferta y la demanda con el consecuente impacto en el costo del mineral. El carbón representó cerca del 60% del consumo energético de China el año pasado, pero como los precios se han mantenido altos, el apetito de las centrales eléctricas por producir electricidad ha disminuido.
El factor climático
También la lucha por el recorte de emisiones ha incidido. La poderosa agencia de planificación económica china ha fijado el objetivo de reducir la intensidad energética por unidad de producto interior bruto en un 3% aproximadamente con respecto al año pasado, como parte de un intento por alcanzar el peak de emisiones antes de 2030. Esto significa, que el uso de la electricidad tiene que crecer a un ritmo inferior al del PIB. Sin embargo, en el primer semestre de 2021, el uso de la electricidad aumentó un 16,2%, mientras que el PIB lo hizo en un 12,7%, y se espera que el PIB se ralentice aún más durante el segundo semestre.
La agencia provincial de planificación económica de Guangdong negó el lunes en una declaración pública que los cortes de electricidad se debieran a la necesidad de cumplir con los objetivos energéticos, diciendo que el clima caluroso y la limitada capacidad de generación de energía provocaron, en cambio, un aumento de la demanda de energía.
La Corporación estatal de China dijo el lunes que tomaría múltiples medidas para garantizar las necesidades básicas de electricidad de la población y tratar de evitar los cortes de energía en la medida de lo posible. Éstas incluyen el suministro de energía en todas las provincias y la mejora de los planes de contingencia.
Dale Gai, director de investigación de Counterpoint Research, aseguró que, si bien si bien el impacto de la reciente interrupción de la producción será limitado, la mayor preocupación para los fabricantes del mundo es que los cortes de energía se vuelvan más comunes como resultado de las iniciativas de energía limpia de China.
Fuente: Mundo Marítimo